miércoles, 16 de febrero de 2011

La vida en un sprint


Hace unos días se despidió el que para muchos ha sido el mejor delantero que han visto sus ojos, un portento de la naturaleza, un hombre capaz de no hacer nada en todo el partido, coger tres balones y llevarselo al final del partido al haber marcado los tres.

Cuenta la leyenda que nació un 22 de Septiembre del año 1976 y que desde muy pequeño corria como nadie lo habia hecho antes.

El Gordito, O'Fenómeno, O'rei, Ronnie, allí donde iba dejaba huella. No en vano ha jugado en los dos mejores equipos de España e Italia.

Llego al Barcelona y allí dió un puñado de carreras, todas hacia delante eso si, y de allí corriendo y dejando muchos amigos se fue al Inter de Milan, allí más carreras hasta que... ¡crack!.

La rodilla dijo basta, años de recuperación y de recaidas ha tenido el 9 de la selección brasileña, capaz de ganar un mundial el solito, capaz de volver como un toro tras cada lesión, porque el sabía que la vida se escapa en un suspiro, en un sprint.

Se fue del Inter con una carrerita, dejando más amigos y engordando sus estadísticas a la par que lo hacía el.
Llegó a Madrid discutido, la gente le veia acabado y sin más hambre que el que su propio estómago pudiera tener.
Se equivocaban, en su primer partido ya marcó sus dos primeros goles.

Cuenta la leyenda que los entrenadores de sus equipos le pedían que no bajara a defender, querían a O'Rei listo para sus carreras, para sus largos sprints de zancada poderosa y regate seco.

Siendo Madridista tengo que hacer un alto en el camino para recordar el 4-3 contra el United en Old Tradford, y el público en pie para despedir al que había sido el verdugo de su equipo.

De allí se marchó, dejando amigos y ya sin sprintar tanto, sabía que se acababa, estaba en un punto difícil, había sido el mejor y veía su ciclo terminar.

Su periplo por Milan y Brasil no tiene gran cosa que contar, salvo unos incidentes indignos de aficionados del fútbol, que del fútbol no sabían nada.

La historia le recordará, por eso no me gusta que se llame a Cristiano Ronaldo simplemente Ronaldo, porque Ronaldo sólo hubo uno, el más grande, el más "gordo".

Su última carrera, la dió hace dos días, anunciando entre lágrimas su retirada, más lagrimas soltó el Dios del Fútbol al enterarse, y con la última bocanada de su carrera dijo la palabra mágica, Hipotiroidismo. Nunca más será el Gordo, eso bien lo sabe su gran amigo Roberto Carlos: Cuenta la leyenda que el primer día que llegó al Real Madrid, pasado 10 kilos de peso y con la prensa y la cúpula madridista sobre sus hombros, ocurrió lo siguiente:

Roberto Carlos empezó con el cachondeíto a voz en grito. “Gordo” para arriba, “gordo” para abajo. Ronaldo que tenía mucha cuerda le dio carrete hasta que se hartó. “Mira, enano de mierda, te reto a una carrera de 30 metros. El que pierda invita a cenar a toda la plantilla donde quiera el otro”.

Los capitanes intentaban convencer a Ronnie para que desistiese del reto. “A ver si te vas a romper por hacer un sobreesfuerzo el primer día”. A Ronnie le habían picado el orgullo. Cuentan que de los treinta metros le sacó diez “y entró mirando para Roberto Carlos de espaldas y haciéndole el gesto de que iba a tener que pasar por caja”.

Porque sí, porque para Ronaldo, el Gordo , O'Rei, O'Fenómeno. La vida no era más que un

sprint

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